La Fundación Alberto Baillères nace de la convicción de que la educación es un poderoso instrumento que ofrece a niños, niñas y jóvenes la posibilidad de ampliar sus oportunidades de bienestar subjetivo y de desarrollo colectivo. Esto puede traducirse en mayor prosperidad, en mejores condiciones de equidad y justicia, que ayuden a fortalecer el tejido social y a afianzar los vínculos de confianza y el sentido comunitario en los entornos educativos.
Como individuos y como mexicanos, tenemos la obligación de contribuir —más allá de nuestra labor empresarial o de nuestro quehacer profesional— a mejorar las perspectivas de desarrollo social y humano de las poblaciones desfavorecidas de nuestro país. Hacerlo no solo es un compromiso, sino también un privilegio. Por esta razón, a partir de 2009, en la Fundación Alberto Baillères nos hemos propuesto impulsar distintas iniciativas educativas que contribuyan a satisfacer las necesidades formativas y educativas de niñas, niños y jóvenes mexicanos, y que amplíen las opciones de movilidad social y aumento de la calidad de vida de las poblaciones que se encuentren en situación de vulnerabilidad social y económica.
Nuestro Modelo Social vincula a distintos actores que forman parte de la comunidad educativa o que están relacionados con el entorno de la escuela: estudiantes, docentes, personal directivo, madres y padres de familia, otros familiares, personal administrativo, autoridades, proveedores y demás actores locales, en tanto que protagonistas y transformadores de su propia realidad. Así, se concreta el lema que circunscribe el objeto y el carácter colectivo de esta propuesta de la Fundación Alberto Baillères: “En comunidad para transformar”.
La intención de la Fundación Alberto Baillères es que su Modelo Social se convierta en un referente que pueda ser transferible a otras comunidades escolares y que, desde la voluntad colectiva y el deseo de mejora, favorezca la creación colaborativa de nuevos espacios educativos para más —muchos más— niños, niñas y jóvenes.